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lunes, 2 de noviembre de 2020
viernes, 30 de octubre de 2020
CARTA ABIERTA PARA REFLEXIONAR PROFUNDAMENTE.
CARTA ABIERTA
AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
DONALD J. TRUMP
Domingo, 25 de octubre, 2020
Solemnidad de Cristo el Rey.
Señor Presidente,
Permítame dirigirme a usted en esta hora en la cual el destino
del mundo entero está siendo amenazado por una conspiración global contra Dios
y la humanidad. Le escribo como Arzobispo, como Sucesor de los Apóstoles, como
el ex Nuncio Apostólico para los Estados Unidos de América. Le estoy
escribiendo en medio del silencio de las autoridades tanto civiles como
religiosas. Acepte mis palabras como la «voz del que llora en el desierto» (Jn
1:23).
Como dije cuando le escribí mi carta en junio,
este momento histórico ve las fuerzas del Mal alineadas en una batalla sin
cuartel contra las fuerzas del Bien; las fuerzas del Mal que aparecen poderosas
y organizadas mientras se oponen a los niños de la Luz, quienes están
desorientados y desorganizados, abandonados por sus líderes temporales y
espirituales.
A diario sentimos multiplicarse los ataques de
aquellos que quieren destruir la base misma de la sociedad: la familia natural,
el respeto por la vida humana, el amor por el país, libertad de educación y
negocio. Vemos a los líderes de naciones y líderes religiosos complacientes a
este suicidio de la cultura Occidental y alma Cristiana, mientras los derechos
fundamentales de los ciudadanos y creyentes son negados en el nombre de una
emergencia de salud que se está revelando completamente más y más como
instrumental al establecimiento de una tiranía inhumana sin rostro..
Un plan global llamado el Gran Reseteo está
en marcha. Su arquitecto es una élite global que quiere dominar toda la
humanidad, imponiendo medidas coercitivas con las cuales limitar drásticamente
las libertades individuales y a aquellos en poblaciones enteras. En varias
naciones este plan ya ha sido aprobado y financiado; en otras está aún en una
etapa inicial. Detrás de los líderes mundiales quienes son cómplices y
ejecutores de este proyecto infernal, hay caracteres inescrupulosos que
financian el Foro
Económico Mundial y el Evento
201, promoviendo su agenda.
El propósito del Gran Reseteo es
la imposición de una dictadura sanitaria apuntando a la imposición de medidas
liberticidas, ocultas detrás de promesas tentadoras de asegurar un ingreso universal
y cancelando la deuda individual. El precio de esas concesiones del Fondo
Monetario Internacional será la renuncia a la propiedad privada y la adherencia
a un programa de vacunación Covid-19 y Covid-21 promovido por Bill Gates con la
colaboración de los principales grupos farmacéuticos. Más allá de los enormes
intereses económicos que motivan a los promotores del Gran Reseteo, la
imposición de la vacunación será acompañada de un pasaporte de salud y un ID
digital, con el consecuente rastreo de contacto de la población del mundo
entero. Aquellos que no acepten esas medidas serán confinados en campos de
detención o puestos bajo arresto domiciliario, y todos sus activos serán
confiscados.
Sr. Presidente, me imagino que usted ya está consciente de que en algunos países, el Gran Reseteo será activado entre el final de este año y el primer trimestre del 2021. Para ese propósito se han planeado más encierros, los cuales serán oficialmente justificados por una supuesta segunda y tercera ola de pandemia. Usted está muy consciente de las intenciones que han sido desplegadas para sembrar el pánico y legitimizar las limitaciones draconianas a las libertades individuales, provocando ingeniosamente una crisis económica a nivel mundial. En las intenciones de sus arquitectos, esa crisis servirá para hacer irreversible el recurso de las naciones al Gran Reseteo, dando por lo tanto el golpe final a un mundo cuya propia memoria y existencia ellos quieren cancelar completamente. Pero este mundo, Sr. Presidente, incluye personas, afectos, instituciones, fe, cultura, tradiciones e ideales: personas y valores que no actúan como autómatas, quienes no obedecen como máquinas, porque están dotados de un alma y un corazón, que están enlazados por un vínculo espiritual que obtiene su fortaleza de arriba, de ese Dios que nuestros adversarios quieren retar, igual como hizo Lucifer al comienzo de nuestro tiempo con su «non serviam«.
Mucha gente – como bien sabemos – está
fastidiada por esa referencia al choque entre el Bien y el Mal y el uso de
términos «apocalípticos», los cuales de acuerdo a ellos exasperan los espíritus
y agudizan las divisiones. No es sorprendente que el enemigo esté enojado al
ser descubierto justo cuando cree que ha alcanzado la ciudad que piensa
conquistar sin perturbaciones. Lo que es sorprendente, sin embargo, es que
nadie hace sonar la alarma. La reacción del estado profundo a aquellos que
denuncian su plan es rota e incoherente, pero comprensible. Justo cuando la
complicidad de los Medios Masivos han tenido éxito en la transición al Nuevo
Orden Mundial casi sin dolor e inadvertidos, están saliendo a la luz todo tipo
de engaños, escándalos y crímenes.
Hasta
hace pocos meses, era fácil desprestigiar como «teóricos de conspiración» a
aquellos que denunciaban esos planes terribles, los cuales ahora vemos se están
llevando a cabo al más pequeño detalle. Nadie, hasta febrero pasado, habría
pensado que, en todas nuestras ciudades, los ciudadanos serían arrestados por
simplemente querer caminar por la calle, respirar, por querer mantener sus
negocios abiertos, por querer ir a la iglesia el domingo. Sin embargo ahora
está ocurriendo en todo el mundo, incluso en la pintoresca Italia que muchos
estadounidenses consideran ser un pequeño país encantado, con sus antiguos
monumentos, sus iglesias, sus ciudades encantadoras, sus características
villas. Y mientras los políticos están protegidos dentro de sus palacios
promulgando decretos como sátrapas persas, los negocios están fallando, los
talleres cerrando, y previenen que la gente viva, viaje, trabaje y ore. Las
desastrosas consecuencias psicológicas de esta operación ya se están viendo,
empezando con los suicidios de empresarios desesperados y de nuestros niños
segregados de sus amigos, compañeros de clases, diciéndoles que sigan sus
clases mientras se sientan solos en casa frente a un computador.
En la Sagrada Escritura, San Pablo nos habla de
«el que se opone» a la manifestación del misterio de la iniquidad, el kathekon (2
Tesalonicenses 2:6-7). En la esfera religiosa, ese obstáculo
al mal es la Iglesia, y en particular el Papado; en la esfera política, son
aquellos que impiden el establecimiento del Nuevo Orden Mundial.
Como es claro ahora, el que ocupa la Silla de Pedro ha
traicionado su papel desde el mismo inicio para poder defender y promover
la ideología globalista, apoyando la agenda de la Iglesia profunda, que
lo eligió de sus rangos.
Sr. Presidente, usted ha declarado claramente que quiere
defender a la nación – Una nación bajo Dios, libertades fundamentales, y
valores no negociables que hoy son negados y contra los que se lucha hoy. Es
usted, querido Presidente, quien es «el que se opone» al estado profundo,
el asalto final a los niños de la obscuridad.
Por esa razón es necesario que todas las personas de bien sean
persuadidas por la importancia de época de las inminentes elecciones: no
tanto por el destino de tal o cual programa político, sino debido a la
inspiración general de su acción que encarna mejor – en este particular
contexto histórico – ese mundo, nuestro mundo, el cual ellos quieren cancelar
por todos los medios del encierro. Su adversario es también nuestro adversario:
es el Enemigo de la raza humana, El quien es «un asesino desde el principio»
(Jn 8:44).
A su
alrededor se reúnen con fe y coraje aquellos que lo consideran la guarnición
final contra la dictadura mundial. La alternativa es votar por una persona que
está manipulada por el estado profundo, gravemente comprometida por escándalos
y corrupción, que hará a los Estados Unidos lo que Jorge Mario Bergoglio está
haciendo a la Iglesia, el Primer Ministro Conte a Italia, el Presidente Macron
a Francia, el Primer Ministro Sanchez a España, y más. La naturaleza de
chantaje de Joe Biden – al igual que la de los prelados del «círculo mágico»
del Vaticano – lo expondrá para ser usado inescrupulosamente, permitiendo a
poderes ilegítimos tanto en política doméstica así como también en balances
internacionales. Es obvio que aquellos que lo manipulan ya tienen a alguien
peor que él listo, con quien lo reemplazarán tan pronto como se presente la
oportunidad.
Y aún así, en medio de
esa desolada imagen, de ese aparentemente imparable avance del «Enemigo
Invisible», emerge un elemento de esperanza. El adversario no sabe cómo amar, y
no comprende que no es suficiente el asegurar un ingreso universal o cancelar
las deudas de hipotecas para poder subyugar a las masas y convencerlos de ser
marcados como ganado. Esa gente, que por mucho tiempo ha soportado los abusos
de un poder tiránico y odioso, está redescubriendo que tiene un alma; está
entendiendo que no está dispuesta a cambiar su libertad por la homogenización y
cancelación de su identidad; está empezando a comprender el valor de los lazos
familiares y sociales, de los lazos de fe y cultura que unen a la gente
honesta. Ese Gran
Reseteo está destinado a fallar porque aquellos que lo
planearon no entienden que aún hay gente lista para tomar las calles y defender
sus derechos, para proteger a sus seres queridos, para dar un futuro a sus
hijos y nietos. La nivelación inhumana del proyecto globalista se destrozará
miserablemente en el rostro de la oposición firme y con coraje de los hijos de
la Luz. El enemigo tiene a Satán de su lado, El quién solo sabe cómo odiar.
Pero de nuestro lado, tenemos al Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos
arreglados para la batalla, y la Más Santa Virgen, quien aplastará la cabeza de
la antigua Serpiente. «Si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar en contra
nuestra?» (Rom 8:31).
Sr. Presidente, usted está muy consciente que,
en esta hora crucial, los Estados Unidos de América son considerados el muro
defensor contra el cual la guerra declarada por los defensores del globalismo
ha sido desatada. Ponga su confianza en el Señor, reforzada por las palabras
del Apóstol Pablo: «Puedo hacer todas la cosas en El, quien me fortalece» (Fil
4:13). El ser un instrumento de la Divina Providencia es una gran
responsabilidad, por lo cual usted recibirá todas las gracias de estado que
necesita, ya que están siendo fervientemente imploradas para usted, por mucha
gente que lo apoya con sus oraciones.
Con esa esperanza celestial y la seguridad de mis oraciones
por usted, por la Primera Dama, y por sus colaboradores, con todo mi
corazón le envío mi bendición.
¡Dios bendiga a los Estados Unidos de América!
+Carlo Maria Vigano
Título Arzobispo de Ulpiana
Ex Nuncio Apostólico para los Estados Unidos de América.