martes, 24 de abril de 2012

THOM HARTMANN "Las últimas horas del sol antiguo"

Thom Hartmann imparte una conferencia magistral en Madrid Miércoles, 25 Noviembre 2009 El pasado 27 de noviembre el comentarista político Thom Hartmann impartió una conferencia magistral en Madrid, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Hartmann es autor de más de veinte libros galardonados con premios como el Project Censored Award que han llegado a las listas de los más vendidos de The New York Times. Su libro“Las últimas horas de un sol antiguo” (The last hours of ancient sunlight) inspiró la película producida y narrada por Leonardo DiCaprio “La hora 11”, que ofrece el testimonio de expertos, entre los que se encuentra el propio Hartmann, sobre el tiempo que queda para actuar a favor del planeta. Hartmann –director del programa de radio progresista de más audiencia en los Estados Unidos– procura mostrar cómo los seres humanos se han enfrentado ya al inminente fin de otras culturas, algunas veces de modo exitoso (a través de cambios de conducta que les permitieron sobrevivir) y, en otras ocasiones, pagando la derrota con la extinción. Hartmann propone explorar acerca de cómo podemos encontrar una salida a la crisis planetaria y evolucionar hacia una cultura que realmente funcione para todos. El proyecto Acción en la penúltima hora: Campus Tour “La hora 11” y encuentro con sus protagonistas, en el que se enmarca esta conferencia, es una iniciativa de la Fundación Tierra, que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, para exhibir esta película en los campus universitarios y en instituciones de divulgación científica españolas. El documental “La Hora 11” habla del impacto de la actividad humana sobre los ecosistemas, a la vez que propone acciones que pueden ayudar a cambiar esta trayectoria. La película recoge el testimonio de expertos de diferentes ámbitos del saber, comprometidos con la salvaguarda de nuestro entorno. Este proyecto se desarrolla en España gracias a la Fundación Tierra y la Fundación Biodiversidad.

sábado, 21 de abril de 2012

NEALE DONALD WALSCH "La Pequeña Alma y el Sol"

HABIA UNA VEZ UNA PEQUEÑA ALMA QUE DIJO A DIOS: ¡Ya se quien soy! Y Dios le contestó: ¡Maravilloso! ¿Quién eres? La pequeña alma contestó a toda voz. ¡Soy la luz! Dios sonrió ampliamente: Así es —exclamó. Tú eres la Luz. La pequeña alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las almas del reino trataban de entender. ¡Hurra! ¡Esto es fantástico! Pero poco después ya no le bastó con saber quien era. Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería ser lo que era. Así, la pequeña alma volvió a hablar con Dios (lo cual no es mala idea para todas las almas que quieren ser Quienes Son realmente), para comunicarle sus ideas: ¡Hola, Dios! Ahora que ya se quien soy, ¿es bueno serlo? Dios respondió: ¿Quieres decir que deseas ser Quien Ya Eres? Pues… verás. Una cosa es saber Quien soy, y otra muy distinta es serlo realmente. Quiero sentir como es ser la luz. Pero si ya eres la luz — Repitió Dios, sonriendo otra vez. ¡Si, pero quiero saber como se siente serlo! —exclamó la pequeña alma. Creo que debí imaginármelo —repuso Dios, riendo. Tú siempre has sido la más aventurera Y, tras un instante, la expresión de Dios cambio. Pero hay una cuestión… ¿Qué es? preguntó la almita. …Que no existe otra cosa además de la Luz. No creé otra cosa que lo que tu misma eres. Así, no hay un modo sencillo para que experimentes Quien eres, puesto que no hay nada que no seas. ¿Cómo? —repuso la Pequeña Alma inocente, estaba un poco confundida. Piénsalo de este modo. Eres como una vela en el sol. Ya estas allá, junto con millones y ga-guillones de otras velas que forman el sol. Y el sol no podría serlo sin ti, porque le faltaría una de sus velas, y así no podría brillar tanto. Pero saber que eres la Luz estando dentro de la Luz… ese es el problema. Tú eres Dios, ¡ya se te ocurrirá algo! Dios volvió a sonreír: Ya pensé en algo. Puesto que no puedes sentirte la Luz al estar en ella, te rodearé de oscuridad. ¿Qué es la oscuridad? Es aquello que tú no eres. ¿Tendré miedo de la oscuridad? —gimió la almita. Solo si así lo quieres —respondió Dios. A decir verdad, no hay nada que temer, a menos que así lo decidas. Nosotros inventamos todo eso. Fingimos. ¡Ah! —exclamó la pequeña alma, que ya se estaba sintiendo mejor. Entonces Dios explicó que, para poder experimentar cualquier cosa, se requiere de su opuesto. Ese es un gran don, porque sin el no podrías conocer como es todo lo demás. No podrías saber que es lo caliente sin lo frío, el arriba sin el abajo, lo rápido sin lo lento. No podrías saber que es la izquierda sin la derecha, el acá sin el allá, el ahora sin el después. Y así —concluyó Dios, al verte envuelta en la oscuridad, no cierres el puño ni alces la voz para maldecirla. Más bien, sé Luz entre las tinieblas, y no te enojes por ello. De ese modo sabrás Quien Eres Realmente, y también los demás lo sabrán. Permite que tu luz brille para que todos sepan que eres alguien muy especial. ¿Quieres decir que está bien que los demás sepan que soy alguien muy especial? — inquirió la Pequeña Alma. ¡Por supuesto! — rió Dios, ¡Esta muy bien! Pero recuerda que “especial” no quiere decir “mejor”. Todos son especiales, cada uno a su modo. Pero hay muchos que no lo recuerdan. Entenderán que está bien que sean especiales sólo cuando tu mismo sepas que está bien ser especial. ¡Fantástico! — exclamó la almita, quien bailaba, reía y daba saltos de felicidad. ¡Puedo ser todo lo especial que quiera! Si, y puedes serlo a partir de ahora mismo — agregó Dios, quien bailaba y saltaba y reía con la pequeña Alma. ¿Qué parte de lo especial quieres ser? ¿Qué parte de lo especial? No te entiendo. Verás… — le explicó Dios: Ser la Luz es ser especial, y eso esta hecho de muchas partes. Ser generoso es ser especial. Ser amable es ser especial. Ser creativo es ser especial. Ser paciente es ser especial. ¿Se te ocurren otros modos de ser especial? La pequeña Alma quedó en silencio por un instante: ¡Se me ocurren muchas formas de ser especial! — Exclamó luego. Es especial ayudar a los demás. Es especial compartir. Y ser amistoso también es ser especial. ¡Ser considerado con los demás es ser especial! ¡Así es! — concordó Dios. Y tú puedes ser todas esas cosas, o cualquier otra parte de lo especial que desees ser, en cualquier momento. Eso significa ser la Luz. ¡Ya se lo que quiero ser! —anunció la Pequeña Alma, muy emocionada. Quiero ser la parte de lo especial llamada “perdonar”. ¿No es especial perdonar? Oh, si —aseguro Dios. Eso es muy especial. Entonces, eso quiero ser. Quiero perdonar. Quiero experimentarme a mi misma de ese modo. Bien —dijo Dios. Pero hay algo que debes saber. La Pequeña Alma comenzaba a impacientarse. Parecía que siempre había complicaciones. ¿De que se trata? —suspiró. No hay nadie a quien perdonar. ¿Nadie? La Pequeña Alma apenas podía creer lo que estaba oyendo. ¡Nadie! —repitió Dios. Todo cuanto hice es perfecto. No hay una sola alma en toda la creación que sea menos perfecta que tu. Mira a tu alrededor. Entonces la Pequeña Alma se dio cuenta de que se había reunido una gran multitud. De todo largo y ancho, de todos los rincones del Reino, habían venido almas, porque se había corrido la voz de que la Pequeña Alma sostenía una extraordinaria conversación con Dios, y todos querían oír lo que decían. Viendo a las incontables almas reunidas, la almita tuvo que coincidir: nadie parecía ser menos maravilloso, menos magnifico o menos perfecto que ella misma. Tal era el esplendor de las almas reunidas y tan brillante era su Luz, que la Pequeña Alma apenas podía sostener su mirada. ¿A quién perdonar entonces? —preguntó Dios. ¡Oh, creo que esto será muy aburrido! — gruñó la almita. Quería experimentarme como El Que Perdona. Quería saber como es esa parte de lo especial. Y, así, supo como es estar triste. Pero entonces un Alma amistosa salió de entre la multitud: No te preocupes Pequeña —le dijo. Yo te ayudaré. ¿De verdad? —replicó, con el rostro iluminado. ¿Pero que puedes hacer? Puedo darte a alguien para que lo perdones. ¿Puedes? ¡Desde luego! —canturreó el Alma amistosa. Puedo ir a tu siguiente vida y hacer algo para que lo perdones. Pero… ¿Por qué habrías de hacerlo? —preguntó la Pequeña Alma. Tú que eres un Ser de tan absoluta perfección. Tú que vibras con gran rapidez creando una luz tan brillante que apenas puedo verla. ¿Qué podría hacer que frenaras tu vibración hasta que tu luz se hiciera oscura y densa? ¿Qué podrías hacer tú, que eres tan ligera como para bailar en las estrellas y desplazarte por el Reino a la velocidad del pensamiento, entraras a mi vida y te volvieras pesada como para hacer una cosa tan mala? Es muy fácil —repuso el Alma Amistosa. Lo haría porque te amo. A la Pequeña Alma le sorprendió la respuesta. No te asombres — le dijo el Alma Amistosa. Tú hiciste lo mismo por mí. ¿No lo recuerdas? Hemos bailado juntas muchas veces, por eones y eras. Durante todos los tiempos y en muchos lugares hemos jugado juntas. Simplemente no lo recuerdas. Ambas hemos sido todas las cosas. Ya fuimos el Arriba y el Abajo, la Izquierda y la Derecha. Fuimos el Acá y el Allá, el Ahora y el Después, Fuimos lo Masculino y lo Femenino, lo Bueno y lo Malo. Tu y yo Fuimos la victima y el villano. Así, nos hemos reunido muchas veces, la una dando a la otra la oportunidad exacta y perfecta para expresar y experimentar Quienes Somos Realmente. De ese modo —añadió el Alma Amistosa, llegaré a tu próxima vida y seré el “malo”. Haré algo realmente terrible, y entonces podrás experimentarte como El Que Perdona. ¿Que harás? —preguntó la Pequeña Alma, un poco nerviosa. ¿Que puede ser tan terrible? Oh, ya pensaremos en algo —replicó el Alma amistosa, con un guiño. Segundos después, pareció tornarse muy seria y murmuro: Tienes razón en algo. ¿En qué? —quiso saber la almita. Tendré que frenar mi vibración y hacerme muy pesada para hacer ese algo no tan bueno, Fingiré que soy alguien muy distinto a quien realmente soy. Por eso te pediré un favor a cambio. ¡Si, lo que quieras — exclamó la Pequeña Alma y comenzó a cantar y bailar, Podré perdonar, podré perdonar! Pero notó que el Alma Amistosa seguía muy callada. ¿Qué quieres? —le preguntó. ¿Qué puedo hacer por ti? ¡Eres todo un ángel por estar dispuesta a hacer tal cosa por mí! ¡Claro que el Alma Amistosa es un ángel! —interrumpió Dios. ¡Todos lo son! Siempre recuerda eso que solo ángeles envío. Y así, la Pequeña Alma quiso más que nunca satisfacer la petición del Alma amistosa: ¿Qué puedo hacer por ti? —volvió a preguntar. En el momento que te golpee y te despedace —repuso el Alma Amistosa. Cuando te haga lo peor que pudieras imaginarte, en ese mismo instante… ¿Que? — interrumpió la Pequeña Alma. ¿Qué…? El Alma amistosa está aun más seria: Recuerda quien soy realmente. ¡Si, así será! —exclamó el Alma Inocente. ¡Te lo prometo! Siempre te recordaré tal y como te veo aquí y ahora. Muy bien —repuso el Alma Amistosa, porque pondré tanto empeño en fingir, que olvidaré quien soy. Y si tú no me recuerdas como soy realmente, no podré acordarme durante mucho tiempo. Y si olvido quien soy, incluso tú olvidarás Quien Eres, y las dos estaremos perdidas. Entonces necesitaremos que venga otra alma para que nos recuerde a Ambas Quienes Somos. ¡No, no será así! —prometió otra vez la Pequeña alma. ¡Te recordaré! Y te agradeceré por darme ese don, la oportunidad de experimentarme como Quien Soy. Así acordaron, y La Pequeña Alma fue hacia una nueva vida, emocionada por ser la Luz, que era muy especial, y por ser esa parte de lo especial que se llama Perdonar. Y esperó ansiosamente poder experimentarse como Perdón y agradecer lo que hiciera la otra alma para que fuera posible. En todo momento de esta vida, cada vez que apareció en escena una nueva alma, ya fuera que trajese felicidad o pesar (y especialmente si traía pesar), la Pequeña Alma pensó en lo que Dios le dijo. “Siempre recuerda que no envío mas que ángeles” “Fin”, • Esta maravillosa historia da a los niños una nueva manera de ver por que a veces suceden “malas” y una nueva forma de lidiar con ellas cuando ocurren. • También nos enseña que está muy bien considerarnos especiales y dejar que los demás lo sepan. • Finalmente muestra que Dios ama a todos del mismo modo, y que incluso a quienes no consideramos nuestros amigos pueden ser ángeles enviados por Dios, que vienen para darnos un don, el de crecer en la tolerancia, la comprensión y el perdón, y la oportunidad de ser quienes realmente somos. • Esta parábola apareció de forma ligeramente distinta en Conversaciones Con Dios 1, y la narré en las ciudades de los Estados Unidos donde se me invitó a pronunciar conferencias u ofrecer charlas desde los púlpitos de varias iglesias. La recreé como un libro para niños, con ilustraciones a color, debido a los comentarios de tanta y tantas personas que me escribieron o que hablaron conmigo después de las conferencias, opinando que “sería un cuento para niños perfecto”. • Creo que esta parábola vino directamente de Dios, y se que cualquier niño que la conozca quedará bendecido por ella. Gracias por amar a los niños suficientes como para darles esta historia. NEALE DONALD WALSCH Ashland, Oregon Enero 1998

viernes, 20 de abril de 2012

jueves, 12 de abril de 2012

EL PODER DEL AHORA

DIFERENCIA ENTRE EMOCIONES

LAS CINCO EMOCIONES NATURALES


“La AFLICCIÓN: es una parte de ti que te permite despedirte cuando no deseas decir adios; (expresar, sacar) la tristeza dentro de ti debido a la experiencia de cualquier clase de pérdida. Puede ser la pérdida de un ser amado o de una lente de contacto.
Cuando se te permite expresar tu aflicción, te liberas de ésta.
A los niños que se les permite estar tristes cuando se sienten tristes se sienten muy sanos respecto a la tristeza cuando son adultos y, por lo tanto, pasan por ese periodo de tristeza con mucha rapidez.
A los niños que se les dice “no llores”, se les dificulta llorar cuando son adultos. Después de todo, durante toda su vida les han dicho que “no lloren”. Por lo tanto, reprimen su aflicción.
La aflicción que se reprime en forma continua se convierte en depresión crónica; una emoción muy poco natural.
Las personas han matado debido a la depresión crónica; se han iniciado guerras y han caido naciones.

La IRA: es la herramienta que tienes y que te permite decir “no, gracias”. No tiene que ser abusiva y nunca dañar a los demás.
Cuando a los niños se les permite expresar su ira, muestran una actitud muy saludable respecto a esta cuando son adultos, y por lo tanto, generalmente atraviesan por su ira con mucha rapidez.
A los niños que se les hace sentir que su ira no es correcta, que es malo expresarla y que no debería sentirla, se les dificultará manejar en forma apropiada su ira cuando sean adultos.
La ira que se reprime continuamente se convierte en cólera. Una emoción muy poco natural.
La gente ha matado debido a la cólera; se han iniciado guerras y caído naciones.

La ENVIDIA: hace que un niño de cinco años desee poder alcanzar el picaporte de la puerta, como su hermana.
La envidia es una emoción natural que hace que desees hacerlo de nuevo, esforzarte más, continuar luchando hasta lograr el éxito.
Es muy saludable sentir envidia, muy natural.
Cuando a los niños se les permite expresar su envidia, muestran una actitud muy sana durante sus años de adultos y, por lo tanto, casi siempre atraviesan por la envidia con mucha rapidez.
A los niños que les hacen sentir que la envidia no es buena, que es malo expresarla y que ni siquiera deberían sentirla, se les dificultará manejarla en forma apropiada cuando sean adultos.
La envidia reprimida en forma continua se convierte en celos, que es una emoción muy poco natural.
La gente ha matado debido a los celos; se han iniciado guerras y han caído naciones.

El TEMOR: es una emoción natural.
Todos los bebés nacen con dos temores únicamente: el temor a caer y el temor a los ruidos fuertes. Todos los otros temores son respuestas aprendidas, proporcionadas al niño por su medio ambiente, enseñadas por sus padres…
A los niños que se les hace sentir que el temor no es correcto, que es malo expresarlo y que ni siquiera deberían sentirlo, se les dificultará manejarlo en forma apropiada cuando sean adultos.
El temor que se reprime continuamente se convierte en pánico, que es una emoción muy poco natural.
La gente ha matado debido al pánico; se han iniciado guerras y han caído naciones.

El AMOR: es una emoción natural.
Cuando a un niño se le permite expresarlo y recibirlo, en forma normal y natural, sin limitación ni condición, sin inhibición ni vergüenza, él no requiere de nada más, puesto que la alegría del amor expresado y recibido de esta manera es suficiente. Sin embargo, el amor que ha sido condicionado, limitado, regido por reglas y reglamentos, por rituales y restricciones, controlado, manipulado y reprimido se convierte en algo no natural.
A los niños que se les hace sentir que su amor natural no es bueno, que es malo expresarlo, y que ni siquiera deberían sentirlo, se les dificultará manejarlo en forma apropiada cuando sean personas adultas.
El amor que se reprime de forma continua se convierte en una actitud posesiva, que es una emoción poco natural.
La gente ha matado debido a una actitud posesiva; se han iniciado guerras y caído naciones.

Casi toda la gente reprime las EMOCIONES NATURALES”

Texto del libro “Conversaciones con Dios”3 Autor: NEALE DONALD WALSCH

domingo, 1 de abril de 2012